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Alejandro Fernández arrasa con Sold Out en Palco Tecate


Por las venas de los mexicanos corre pasión y alegría, y permitiendo fluir estos sentimientos por todo su cuerpo, Alejandro Fernández dejó claro lo que implica estar “Hecho en México”, nombre que le ha dado al tour con el que hoy vuelve a recorrer el país.

Durante la primera de sus dos noches Sold Out en Palco Tecate, El Potrillo deslumbró ante las 7 mil almas presentes y dejó claras las raíces mexicanas que lo han hecho florecer a lo largo de su carrera artística.

La noche ya caía y el público regio no dejaba de admirar el escenario aún envuelto en penumbras. Fue alrededor de las 22:00 horas cuando el escenario cobró vida: los mariachis sonaron en alto con voz e instrumentos mientras las luces iban descubriendo la majestuosa escenografía que acompañaría a Monterrey esa noche.

Una serie de sogas simulando un candelabro elegante y, al mismo tiempo muy a lo ranchero, cubrían el techo de forma estupenda. Al fondo, pero no tan lejos, se dibujaba la silueta de El Potrillo, quien ya muy sonriente se preparaba para aparecer bajo los reflectores a alegrar a su gente que tanto lo estuvo esperando estos meses.

Ataviado en un impecable traje charro de cuero negro, Alejandro Fernández salió de entre los mariachis y dio rienda suelta a la abarrotada noche.

Envuelto en el instrumental del mariachi y al mismo tiempo en el aplauso del público, el cantante se inclinó para agradecer, saludar a los presentes y comenzar la noche entonando “Tantita Pena”.

Ya adentrado en la euforia de los regios, procedió a quitarse el sombrero y acercarse a la pequeña mesa que formaba parte de su escenografía para tomar un trago de tequila “Con esta canción vamos a recordar al viejón”, expresó, y en tributo a su padre, Don Vicente Fernández, comenzó a entonar “Estos Celos”.

Agradecido de poder vivir un día más frente a su amado público, El Potrillo le recalcó a sus oyentes la importancia que tenía para él encontrarse frente a frente con ellos después de tanto tiempo, asegurando que para él “la música es medicina” que ayuda a sanar cualquier trago amargo.

“Estuve”, “Hoy Tengo ganas de ti” y “Unas Nalgadas” fueron las siguientes encargadas de poner a cantar a todo el Palco Tecate.

Uno a uno los hits iban llegando para avivar cada vez más la noche, y es que el repertorio de Alejandro Fernández es tan basto que una sola noche no le bastaría para poder recorrer sus grandes éxitos, pero sí algunos de los más icónicos.

“Mátalas” llegó en medio de gritos alegres, y El Potrillo no dudó jugar con la euforia del público regio cambiando una parte de la estrofa: “…que no hay una mujer en Monterrey que sepa resistirse a los detalles”, entonó mientras el coro se convertía en una serie de gritos inquietos y hasta ruborizados.

La complicidad que Alejandro Fernández tiene con su público es única. A lo largo de la velada se desenvolvió sin preocupación logrando conectar perfectamente con los regios y regalando momentos gratos al por mayor.

“Yo les pregunto, ¡¿ustedes saben a qué sabe el olvido?!”, cuestionó a los presentes para dar pie al siguiente éxito, “A qué sabe el olvido”.

Luego llegó uno de los momentos más íntimos del concierto: un Alejandro Fdz sentado al centro del escenario, rodeado entre armónica y guitarra, echó a volar el sentimiento con “Por tu adiós”.

Apenas descansaba el público de los suspiros provocados ante tal interpretación, cuando llegó una joya de Joan Sebastian.

“Maestro, con su permiso”, expresó Alejandro y entonó “Eso y más”, uno de los grandes clásicos que dejó el enorme legado del “El Poeta del Pueblo”. De la calma se pasó al baile total, pues acompañado de sus dos bailarinas la sensualidad salió a flote con “Sé que te duele”, canción que el intérprete comparte con Morat, misma que puso a todos de pie contoneando caderas al ritmo del hit que llegó para arrasar.

La siguiente en llegar también es parte de un dueto, “Decepciones”, de su más reciente producción discográfica “Hecho en México”, y que interpreta con Calibre 50.

El enorme amor de Alejandro por su padre Vicente Fernández, quien se ha encontrado delicado de salud en los últimos meses, se hizo presente: En un momento de entrega total, mientras las pantallas del Palco Tecate se iluminaban con la imagen del El Charro de Huentitán, el público regio comenzó a ovacionar su nombre.

“¡Chente, Chente, Chente!”, se escuchaba en palcos y gradas, mientras El Potrillo evidentemente conmovido agradeció el enorme y cariñoso gesto hacia su padre.

“Esto no saben cómo me ayuda muchísimo [...] esta es la última canción que pude grabar con él en el estudio y antes de que pasara todo”, expresó mientras el tema “Mentí” comenzaba a emerger.

Tras el emotivo momento, “Me dediqué a perderte” y “¿Dónde vas tan sola?” vibraron fuerte mientras el candelabro de soga bajaba al ritmo de la canción.

Luego el flamenco se apoderó del escenario con las bailarinas ataviadas en un vestido carmesí, abriendo paso al primer final de la noche con “Como quien pierde una estrella”. Pero indiscutiblemente el público no iba a dejar que esa fuera la última canción de la noche: Encendiendo las luces de sus celulares y uniendo sus voces al ya cliché del “¡Otra, Otra”!”, lograron hacer subir al Potrillo nuevamente para una breve ronda más de éxitos.

Alegre y enérgico, Alejandro Fernández regresó con “Canta Corazón”, “Caballero” y “La Mesa 20”, pero aún así no podía despedirse sin regalar a su público un momento épico con “Nube Viajera” y culminar el glorioso reencuentro regio con “Se me va la voz”.

Haciendo reverencias en cada lado del escenario y agradeciendo a su gente por ser la medicina que, él mismo asegura, lo sana todo, El Potrillo se despidió de su primera noche en el Palco Tecate jubiloso y listo para vivir toda esa pasión en un segundo Sold Out que evidencia el poder que tiene su voz de unir a miles de almas vibrando en una misma sintonía a través de su canto, hecho en México.

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